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Jameos del Agua

Jameos del Agua esta ubicado en el norte de Lanzarote y es parte del sistema volcánico de la cueva de Atlántida, formada por las erupciones del volcán de La Corona hace tres mil años.

Jameo es un vocablo aborigen que designa la parte de un tubo volcánico, de la que se ha derrumbado el techo a causa de la acumulación de gases, generando una oquedad circular abierta a la luz.

Dos de estos orificios y el tramo del tubo por donde circuló el magma son la base para la construcción de Jameos del Agua.

En el interior existe un lago natural de aguas transparentes en el que vive una especie endémica de la isla, unos cangrejos minúsculos, albinos y ciegos de origen desconocido.

Son la imagen elegida por el artista Cesar Manrique como símbolo plástico de los Jameos.

En el interior existe un lago natural de aguas transparentes en el que vive una especie endémica de la isla, unos cangrejos minúsculos, albinos y ciegos de origen desconocido.



Cuentan que un berberisco se prendo de una moza cristiana, y que esta se fugó sin ningún temor de Dios.

El la había halagado con promesas de imaginación oriental y multitud de baratijas.

Durante un tiempo se estuvieron viendo dejándose llevar por una desenfrenada pasión.

Pero un día la muchacha cayo al fondo transparente de las aguas de Los Jameos, que se fueron abriendo hasta tragar por completo el cuerpo de la pecadora.

El moro lloro amargamente por la cristiana, apareciéndosele su alma y suplicándole un peregrinaje descalzo por el áspero "malpei", cosa que hizo el arrepentido enamorado, que después fue bautizado por los sacerdotes. Se dice que algunas noches se oye el lamento sobre la superficie tersa del lago.

Se ingresa a través del "Jameo Chico" que ha sido habilitado como bar y restaurante, este Jameo se comunica con el de mayor tamaño por medio de un pasadizo de 100 metros de largo y 12 de ancho, que cruza el lago donde habita el "jameito". El "Jameo Grande" es un hermoso jardín con abundante vegetación y una espectacular piscina artificial de agua turquesa perfectamente integrada al entorno. Al final de este jameo se ha creado un auditorio que posee una extraordinaria acústica, con capacidad para 600 espectadores en el que se realizan varios acontecimientos culturales, desde ballet, actuaciones teatrales y conciertos.

En el primer tramo en dirección al mar, existe la parte sumergida del tubo volcánico, el cual transita bajo el lecho marino en una extensión de 1,5 km es también conocido como el "Túnel de la Atlántida”.

Desde los Jameos es posible acceder a la Casa de los Volcanes creada a finales de los años ochenta, es un centro de interpretación del volcanismo lanzaroteño y mundial.

Es recomendable visitar los Jameos del Agua en la noche, la perfecta iluminación otorga un grado de intimidad que permite disfrutar placidamente la armónica relación entre el arte y la naturaleza, además es un lugar muy entretenido, con espectáculos de música tradicional y grato servicio de restaurante.

En 1966, el artista lanzaroteño César Manrique regresa de su estancia en Nueva York y se instala definitivamente en Lanzarote. Manrique se puso pronto en marcha para generar las condiciones con las que la isla se transformaría en un destino turístico respetuoso con su paisaje e identidad cultural, encontrando el apoyo necesario en la figura del por entonces presidente del Cabildo, José Ramírez Cerdá.

 El tándem César Manrique - José Ramírez, junto a la conciencia social generada por el periódico insular "La Antena", hicieron posible convertir, en una década, a Lanzarote en algo más que un destino turístico de buen clima y playas, en donde el paisaje agrícola, la naturaleza volcánica de la isla, la idiosincrasia del isleño, el arte y la arquitectura tradicional se combinaron para crear una marca turística genuina.
En 1968 se había abierto al público el tramo visitable de la Cueva de los Verdes, acondicionado por el artista Jesús Soto. Ese mismo año, Manrique inauguraría la escultura "Fecundidad", o "Monumento al Campesino", en el centro geográfico de la isla, junto a una Casa-Museo inspirada en la arquitectura tradicional.

A esta obra le seguirían las del Mirador del Río, el Centro de visitantes de las Montañas del Fuego (Timanfaya), el Museo Internacional de Arte del Castillo de San José y el acondicionamiento de Los Jameos del Agua.

De esta manera, cuando el turismo era aun una actividad embrionaria, la isla supo dotarse de una red de centros en los que arte y naturaleza se fusionaban para seducir al visitante extranjero.

Todo esto generó entre los lanzaroteños una conciencia ambiental que hizo merecedora a la isla del título de Reserva de la Biosfera, otorgado por la Unesco en 1993.

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